
Ya no
Reducir la obra de Idea Vilariño al amor-desamor y a la muerte equivaldría a relegar una de las más admirables conquistas de su legado:su construcción sonora. Poeta del oído envidiable, del ritmo, de la cadencia, de los acentos vigilados, de la pauta musical perfecta. Nunca se le verán las costuras a su composición áurea.